Historia, Misión y Visión

Historia

DE LOS CAFÉS A ASOCIACIÓN
“El ajedrez es un juego útil y honesto, indispensable en la educación de la juventud”, decía Simón Bolívar. En una de sus cartas, en donde recomendó explícitamente que este juego formara parte de la enseñanza para los niños. No obstante, en Colombia, el ajedrez se popularizó inicialmente en los cafés, lugares predilectos de intelectuales, artistas y bohemios.

Pero no sólo se quedaría en los Cafés y el encuentro entre Capablanca y Alekhine, disputado en Buenos Aires, en el año 1927, daría un impulso a hacerse conocer fuera de ellos; el evento que fue ampliamente comentado en Colombia para el periódico El Tiempo por un joven bogotano, Alfonso Herrera, quien al año siguiente, 1928 en Cali, ganaría el torneo de ajedrez que se incluyó en los primeros Juegos Nacionales y el cual se registraría como el primer Torneo Nacional de Mayores no oficial marcaría el inicio del ajedrez a ser una organización deportiva nacional.

Debimos esperar hasta el año 1938, cuando se daba un paso importante en la organización formal del deporte en Colombia, y en el ajedrez el abogado, periodista y fundador del periódico El Tiempo, Alfonso Villegas Restrepo tomaría las riendas en este proceso, no solo promoviendo el cubrimiento mediático y el respaldo financiero de los eventos de ajedrez tanto a nivel local como nacional, sino que también jugó un papel crucial en la creación de la Asociación Colombiana de Ajedrez ACODA, la que luego se transformaría en la Federación Colombiana de Ajedrez FECODAZ.

Alfonso Villegas fue el primer presidente de la ACODA, una posición que ocupó de manera regular, alternando con otros directivos. A lo largo de su vida combinó sus responsabilidades como líder del ajedrez colombiano con su carrera como diplomático y sus compromisos personales. Continuó su labor en la ACODA hasta su fallecimiento en marzo de 1945. Su legado es significativo, ya que su gestión ayudó a cimentar las bases de la organización del ajedrez en Colombia y a darle visibilidad en los medios de comunicación.

La fundación de la ACODA representó la culminación de un proyecto de varios años. En palabras de Luis Augusto Sánchez: “Hace 10 años, algunos tontos o ‘tahúres’, como nos llamaban entonces, nos dimos a la tarea improductiva de jugar ajedrez. Mejor dicho, comenzamos a dar a conocer este deporte casi completamente ignorado en nuestra patria. Mas quiso la diosa Caissa que esta penumbra en que nos hallábamos fuera desapareciendo poco a poco hasta convertir el ajedrez en un deporte nacional”.

Los procedimientos para la legalización de una organización deportiva, como la ACODA, según lo reglamentado por el Decreto 200 de 1946, consistía en tres etapas. Primero, se debía adquirir el reconocimiento del Gobierno Nacional, lo que incluía el Acta de Constitución de la Asociación, un listado de Ligas y Clubes afiliados, la nómina del Comité Ejecutivo, y los reglamentos y estatutos. Luego, se requería la obtención de la personería jurídica a través de la Federación Nacional de Deportes. Finalmente, se procedía a la incorporación a la institución internacional rectora de la disciplina deportiva, gestionada también por la Federación Nacional de Deportes.

Los ajedrecistas estaban informados sobre la próxima sanción del decreto sobre organizaciones deportivas. Según Cuéllar: “En el curso de este mes, el señor Ministro de Educación, doctor Germán Arciniegas, firmará el decreto que creará la Federación Nacional de Deportes y, según conversaciones adelantadas con el principal gestor de esta entidad, el señor Nariño Cheyne, se procederá a constituir oficialmente la Asociación Colombiana de Ajedrez”.

Sin embargo, el gremio era consciente de no cumplir con los requisitos necesarios para la legalización de la organización tras la promulgación del edicto. A pesar de ello, aspiraban a legalizar la ACODA (Asociación Colombiana de Ajedrez) bajo las disposiciones del estatuto. Justificaban su posición señalando que el ajedrez había experimentado un crecimiento en los últimos meses, con la creación de clubes como el Club Nacional, el de Manizales, el de Chiquinquirá, el Club Caballo Negro de Mompox, el Club Universitario y otros centros sin denominación propia que operaban regularmente en las principales ciudades del país. Según ellos, esta expansión demostraba el derecho inaplazable del ajedrez de figurar en el ámbito deportivo con una representación corporativa respetable.

Con el decreto ya firmado y sancionado, los directivos del ajedrez colombiano planearon una hoja de ruta para la formalización de la ACODA en los últimos meses del año. La asociación debía reglamentar un número mínimo de clubes y ligas para cumplir los requisitos del edicto. No obstante, Alberto Nariño Cheyne, autor del decreto, otorgó algunas prerrogativas especiales para el ajedrez: “En vista de las dificultades de organización que enfrenta el ajedrez por la falta de suficientes ligas, aunque se sabe que hay bastantes clubes, no se procederá a fundar el organismo directivo cumpliendo todas las formalidades que exigen las normas deportivas (…) con el fin de organizar el deporte con carácter nacional y ajustarlo a los reglamentos que rigen las asociaciones”. Esta flexibilidad fue favorable para el ajedrez, ya que en febrero de 1946 solo contaba con el reconocimiento de la Liga Antioqueña de Ajedrez.

Las disposiciones especiales para el ajedrez emitidas por la Federación Nacional de Deportes permitieron flexibilizar las directrices para este deporte. Como resultado, la Inspección de Educación Física de Cundinamarca reglamentó la Liga de Ajedrez de Cundinamarca en marzo de 1946, omitiendo algunos requisitos. Además, gestionó la organización del I Torneo de Cundinamarca de Ajedrez para seleccionar al representante del departamento en el Torneo Nacional, que debía organizar la asociación. Sin embargo, a pesar del reconocimiento del departamento, los costos del evento recaían en los ajedrecistas: “El funcionario del gobierno departamental manifestó que, aunque tenía la voluntad de apoyar el juego de los reyes, el Gobierno no podría contribuir ‘ni siquiera con una hoja de papel timbrado’. ¡Así pues, sólo nos ayudará con sus oraciones!”.

El 5 de octubre de 1946, en la ciudad de Bogotá, se constituyó oficialmente la Asociación Colombiana de Ajedrez (ACODA) bajo la presidencia de Camilo Restrepo, periodista y diplomático, siguiendo la reglamentación establecida en el Decreto 200 del 24 de enero del mismo año. Con su fundación, se iniciaron competencias periódicas de carácter oficial en el país. Posteriormente, en 1950, la Asociación se afilió a la FIDE, marcando el inicio de la participación de Colombia en el ajedrez internacional.

Misión

Fomentar, promocionar y organizar la práctica del deporte del Ajedrez y sus modalidades deportivas dentro del ámbito nacional, impulsar programas de interés público y social y participar en todo evento internacional, que otorgue reconocimiento deportivo a nuestro país.

Visión

Ser referente mundial, tanto en femenino como en masculino en las modalidades Clásico, Activo y Blitz en todas sus categorías, clasificar atletas a Olimpiadas y lograr incluir nuestra disciplina en el ciclo Olímpico, brindar gestión administrativa que permita fortalecer los ingresos para aumentar la masificación nacional y la participación internacional.

 

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